Rosarinos Famosos


MATÍAS NICOLORICH

 

Don Matías Nicolorich era un marino natural de Trieste que se estableció en la Villa del Rosario. Se declaraba italiano, aunque su apellido procede del pueblo de Bol, en la isla de Brac1 , Dalmacia, hoy Croacia. En la historia de Croacia, se repitió durante siglos la dominación alternada de venecianos y austro-húngaros. Luego, en 1918 se integró al nuevo estado de Yugoeslavia y desde 1991 constituyó la República Independiente de Croacia.

 

Según relatos de su nieta Domitila Ferrer de Alonso y de una sobrina de ésta, Noemí Almeyra de Sánchez Granel, Matías habría nacido cerca de 1780 y pertenecía a familia de navieros. Hijo de Pedro Nicolorich y Vicenta Suaviche o Franorich, tuvo al menos dos hermanos. Matías partió de Trieste y llegó a la villa del Rosario, donde era todo muy precario.

 

Al no haber fondas, se alojó en la casa del cura párroco que lo relacionó con los vecinos. Uno de ellos era Don Juan Manuel de la Sierra, cabeza de una numerosa familia. Decidido a casarse con María Luisa, una de sus hijas, Matías vendió el barco con el que había llegado y edificó al lado de su suegro, cumpliendo así con la condición de la familia de la novia de que se establecieran en Rosario. La venta del barco le dio un capital inicial, mientras que el matrimonio con una criolla de familia reconocida lo ubicó socialmente.

 

En esa primera casa nacieron cinco de sus hijos (Baldomera, Juana, Martín, Santos y Ángela). Resuelto a regresar a su patria con toda su familia movido por el deseo de ver nuevamente a los suyos, vendió todos sus bienes, pero ante el peligro que significaba una guerra declarada con Brasil, suspendió el viaje y alquiló unos ranchos en Rioja y Buenos Aires, frente sudeste, donde nació otra de sus hijas, Dolores.

 

La noticia de la muerte de su madre lo decidió a instalarse definitivamente en Rosario y compró el terreno que hoy ocupa el Correo Central. Allí nació su hija Inés. Más tarde vendió la propiedad al Gobierno y compró enfrente, plaza de por medio, donde edificó la tercera casa. Era de altos, remedo de su casa materna. Pasados los años, esta casa fue adquirida por su yerno Camilo Aldao, casado con Inés. Camilo Aldao la modificó totalmente. Más adelante la compró Máximo Uranga que construyó allí su residencia, hoy sede del Consejo de Ingenieros.

 

Fuente:                              http://www.genealogiaderosario.com.ar/pdf/CEGeHR_Boletin_nro_4.pdf




SANTIAGO JOSÉ PINASCO

 

Santiago José Pinasco nació en Rosario en 1860, Hijo de Santiago Pinasco y de Rosa Castagnino. Enviado por su padre a estudiar a Génova, regresó a los 20 años, asociándose a la firma “Pinasco y Castagnino”, la que pasó a dirigir tras la muerte de su hermano Luis.

 

Ciudadano de gran trayectoria, fue tres veces Intendente Municipal, Concejal, Diputado Nacional, Director del Banco de Italia, Tesorero de la Compañía de Seguros La Rosario, Presidente de Unione e  Benevolenza, miembro de la Comisión Directiva del Centro Comercial y de la Cruz Roja.

 

El Rey Humberto I de Italia lo condecoró con la Orden de la Corona. Casó con Zulema Cuneo. Fueron padres de: Gino Santiago Pinasco, casado con Sara Couzier, María Luisa Pinasco casada con David Staffieri, Sara Pinasco, casada con el Cav. Valerio Bachili y Elena Ana María Pinasco, casada con Uberto Guasoni.  Falleció en Rosario en 1937.

 

Santiago J. Pinasco eligió como sitio para la construcción de su casa un boulevard de creación reciente que estaba alejado del núcleo urbano consolidado. Este boulevard, entonces llamado Santafesino, hoy Oroño, fue creado en 1887, convirtiéndose, entre fines del siglo XIX y principios del XX, en el lugar preferido por la próspera burguesía rosarina para erigir sus residencias.

 

El proyecto perteneció a Italo Méliga y Juan Bosco. Méliga, oriundo de Tavagnano, Italia, se graduó en Turín como arquitecto e ingeniero. Desempeñándose como ingeniero municipal en nuestra ciudad, fue también proyectista de la residencia de José Castagnino y del Hotel Italia. Bosco, nacido en Raconigi, Italia, se graduó como ingeniero en Génova y Nápoles.

Son suyos el proyecto de la casa de Ignacio Comas (1868) y el de la Logia Masónica ubicada en Laprida al 1000, hoy demolida.

 

La residencia de Santiago José Pinasco, construída en el año 1896, se implantó en un lote de generosas dimensiones, en la esquina N.E. de Córdoba y Boulevard Oroño.  Totalmente rodeada de jardines, fue resuelta como una villa que se abría hacia las cuatro orientaciones, algo elevada sobre terreno. El vacío resultante entre el nivel de tierra y el piso de la planta baja mostraba el sinfín de arcos de mampostería que la cimentaban.

 

De planta cuadrada, dos niveles y techo en azotea, sus frentes estaban trabajados con una ornamentación italianizante, usada con frecuencia en la ciudad por constructores y arquitectos. En la fachada sur se encontraba el ingreso sobre la calle Córdoba. La puerta estaba protegida por un gran balcón que avanzaba hasta un magnífico portón de hierro, en la línea de vereda. Fue desde ese balcón que el príncipe Humberto de Saboya saludó a los rosarinos cuando visitó la ciudad, ya que en esa circunstancia, el príncipe se alojó en la casa de Santiago Pinasco. (Hoy, el portón, los faroles que flanqueaban la puerta y parte de las rejas del jardín, pueden verse en una vivienda del barrio de Fisherton).

 

Por otro portón se accedía a las cocheras, situadas en el fondo del terreno. El núcleo compositivo de la casa era el gran hall central de doble altura, cubierto por una claraboya de vidrio corrediza. Alrededor suyo se organizaban la recepción de la planta baja y los dormitorios de la planta alta.

 

El cielorraso del escritorio había sido decorado con pinturas de Luis Levoni. En cada una de las esquinas podía verse el retrato de un prócer argentino. La notable araña de cristal rojo era, como muchos otros muebles y objetos de la decoración interior, de líneas art nouveau.

 

En la sala principal, sorprendían al visitante las pieles de oso polar que cubrían el piso. Junto a ella, una pequeña sala, netamente art nouveau, mostraba una profusa ornamentación, predominantemente celeste, que trepaba del piso al cielorraso sin solución de continuidad debido al encuentro redondeado entre paredes entre sí y paredes y cielorraso.

 

Al comedor diario lo vestían enormes muebles de madera oscura y otra araña art nouveau, en bronce.  Un placard de la planta baja escondía una escalera que conducía a los dormitorios. En esta forma se evitaba el paso obligado por la escalera del hall central.

 

Logias y balcones de rica herrería abrían los ambientes a un jardín frondoso, poblado de especies variadas de árboles, arbustos y flores, dispuestos en canteros surcados por senderos de granza, tal como lo imponía el diseño vigente en esa época. En el centro del jardín, un espejo de agua flanqueado por dos palmeras enfrentaba la galería, a la cual se abrían los salones principales. En los años previos a la demolición de la casa, la pajarera llegó a cumplir una nueva función. Ubicada en las proximidades de las cocheras, sirvió como perfecta casa de juegos para los niños.

 

La villa de Santiago José Pinasco fue demolida en 1973. Hoy, lo único que evoca el espléndido pasado de esta residencia es una palmera transplantada a un lote vecino, donde todavía vive.


MANUEL y JOSÉ ARIJÓN

 

Los hermanos Manuel y José Arijón fueron los fundadores de una numerosa familia rosarina con ramificaciones en Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos. Ambos fueron ejemplo de hombres trabajadores y tesoneros que, además de forjar grandes fortunas, aportaron generosamente a diferentes causas nobles y al progreso de la ciudad de Rosario.

 

Los hermanos Arijón habían nacido en el pueblo de Cayón o Caión, prov. de La Coruña, Galicia, España. Caión es la salida al mar del municipio de Laracha, que se encuentra en la zona oriental de la comarca de Bergantiños, entre Carballo y Cerceda. En el puerto de Caión se destacan la Plaza de Vila y Fano, la iglesia de San Jorge, de estilo plateresco, que perteneció al convento de San Agustín (siglo XVI), la Playa de las Salseiras, la capilla de San Jorge y la de la Virgen de los Milagros, donde en septiembre se celebra la romería de “Os Milagres de Caión”. Allí brotan unas aguas curativas que son muy apreciadas por los visitantes. El escudo de la familia Arijón es el siguiente: en campo de plata, un árbol de sinople, con dos sierpes que le cercan, y dos perros acometiéndolas.

 

Manuel Arijón (Caión, 12 de abril de 1841-Rosario, 20 de junio de 1900) fue un empresario rosarino, recordado por la creación, en el siglo XIX, de los famosos «baños públicos» en aguas del arroyo Saladillo, en la ciudad de Rosario.

 

Habiendo nacido en España, en 1856 se trasladó a América junto a su padre, José Arijón. Desembarcaron en Montevideo, donde sólo permaneció dos años para dirigirse luego a Rosario con la familia del señor Luis Lamas, quien estableció un almacén en la esquina de las calles Córdoba y Orden (hoy calle España), designando al joven Manuel dependiente del almacén.

 

En 1859 pasó como dependiente a la barraca de frutos de Rodríguez y Larreta, donde estuvo hasta 1861, año en que, luego de reunir algunos ahorros, decidió trabajar por su cuenta.

 

En 1863, durante la descarga de materiales del Ferrocarril Central Argentino, estrechó vínculos con los empleados, a quienes instó a establecer una caballeriza en la calle Aduana (hoy calle Maipú) entre San Lorenzo y Urquiza.

 

Al estallar la Guerra de la Triple Alianza se transformó en proveedor de caballos y alfalfa para el ejército brasileño.

 

El 18 de enero de 1881 compró un campo denominado «El Saladillo» donde comenzaría a tomar baños en procura de mejorar su salud. El 1 de noviembre de 1985, considerando que esas aguas eran curativas por contener sales y yodo, hizo construir sobre el arroyo una instalación balnearia particular que, inmediatamente, ante el pedido de varias familias, le anexó los «Baños Públicos», consistentes en piezas y piletas que llevaban los números 1, 3, 5, 7 y 9.

 

Por aquel entonces, el transporte hacia el Saladillo (hoy barrio Roque Sáenz Peña) se hacía en una galera que partía todas las mañanas a las 6 desde la zona frente al Mercado Sud (hoy Plaza Montenegro), en el centro de la ciudad.2 El pasaje costaba 3 reales.

 

En 1886, ante la cada vez más importante concurrencia, amplió las instalaciones, agregando más piletas al balneario.

 

Sobre ese paisaje, varias familias acaudaladas de entonces decidieron durante la época estival disfrutar de las tan famosas aguas curativas, y construyeron lujosas mansiones en la zona de «los baños».

 

Manuel Arijón falleció el 20 de junio de 1900, a los 58 años.

.

 Fuente:                          http://www.genealogiaderosario.com.ar/pdf/CEGeHR_Boletin_nro_4.pdf

                                               https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Arij%C3%B3n


LA FAMILIA LAMAS

Luis Lamas, el abuelo

Por: Ernesto del Gesso

Mencionar en Rosario el nombre Luis Lamas lleva a recordar al intendente de principios de siglo XX, creador del parque Independencia. Pero su nombre es homónimo del de su padre y su abuelo, este último personaje de esta nota. El abuelo del famoso intendente rosarino fue un hombre de destacada actividad política en su patria, Uruguay. En Rosario, si bien breve, no dejó de ser significativa.

Al producirse la Revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires, el matrimonio de españoles residente en Montevideo conformado por don Domingo Lamas y doña Francisca Regueira se adhirieron a la causa americana y tuvieron una descendencia en hijos, nietos y biznietos que a partir de la independencia de la República Oriental fueron figuras notables en la nueva nación sudamericana.

Josefa, la hija mayor, se casó en segundas nupcias con Santiago Vázquez, destacado político, constituyente de 1828, y en el Sitio, instalados en la Defensa, ella fue activa colaboradora. José Benito tomó los hábitos en la orden franciscana. Al sufrir la expulsión de Montevideo por parte de los españoles, comienza para él una larga historia eclesiástica vinculada a situaciones políticas, incluso en territorio argentino. Instalado en Mendoza, le tocó ser confesor en los fusilamientos de dos de los hermanos Carreras en 1818, y luego de otro hermano, José Miguel en 1821. En Uruguay sus hitos principales fueron el sermón en la jura de la constitución de la que fueron convencionales su cuñado Vázquez y su hermano Luis; la designación papal como jefe de la Iglesia Nacional y ser el primer Vicario Apostólico del Uruguay. Falleció en 1857 a los 70 años, víctima de la fiebre amarilla asistiendo a enfermos del flagelo.

Hermano menor de los anteriores, nuestro hombre, Luis Lamas Regueira, nació en Montevideo en 1792, 1793 o 1798 según distintas fuentes. Sus antecedentes políticos comienzan por 1821 con la función de alcalde principal del tercer cuartel de su ciudad natal y se potencian en 1828 al integrar la Asamblea General Constituyente y Legislativa que elaboró la constitución proclamada el 18 de julio de 1830 con la alocución religiosa de su hermano.

Antecedente de interés para nuestro estudio, según veremos más adelante, fue la designación, por parte del primer presidente del Uruguay, general Fructuoso Rivera, como jefe político de Montevideo en 1829, cargo que ejerció hasta marzo de 1835, cuando dimitió al inicio de la presidencia de Manuel Oribe, actitud que denota una definida posición política que en el futuro será factor de su actuación en Rosario. Pero Oribe será desalojado del poder por Fructuoso Rivera y a don Luis se le asignarán distintas funciones que van, desde comisario de Guerra del Ejército que respondía a Rivera (ya que otra parte reconocía Oribe como jefe y presidente) a intendente general de Policía con el grado de coronel.

No nos excederemos en detalles si recordamos que aquella guerra civil uruguaya entre blancos y colorados liderados por Oribe y Rivera, respectivamente, se insertó en el conflicto argentino con el apoyo de Juan Manuel de Rosas al sitio de Montevideo por parte de Oribe, y el estrechamiento del vínculo de los colorados con los unitarios emigrados.

Bartolomé Mitre residía en esos tiempos en Montevideo y entre sus relaciones uruguayas más estrechas estaban los Lamas. La mención plural de los Lamas se debe a que ya era activa la participación política de Andrés Lamas, uno de los seis hijos de don Luis nacidos del primer matrimonio con Josefa Alfonsín. Ampliar brevemente sobre Andrés Lamas, incluso sus hijos, no puede considerarse una digresión, por cuanto en principio fundamenta lo dicho sobre la destacada descendencia del genearca Lamas, pero fundamentalmente por el nivel de Andrés en su participación en la vida política institucional e internacional de la nación uruguaya.

Desde muy joven se perfiló como literario y periodista adherido al partido colorado de su padre. Pronto tuvo destacada actividad política en Montevideo y estando acreditado como ministro plenipotenciario en Brasil participó en la gestión y redacción del tratado de 1851 para derrotar a Rosas. Es posible que por muchos años no se haya suscripto tratado internacional sin su intervención. Formó una de las principales bibliotecas de América en la época y fue gran admirador de Bernardino Rivadavia, sobre quien escribió un ensayo. Murió en Buenos Aires en 1891. Mitre leyó la oración fúnebre en su sepelio. Sus hijos Pedro y Domingo proyectaron el apellido en la actividad política, diplomática, económica y literaria y en ambos casos muy vinculados con la Argentina.

Retornando a las funciones de don Luis al servicio de Fructuoso Rivera, a comienzos de 1843 aparecerá una situación frecuente en la política, en este caso, un decreto del mismo Rivera de extrañamiento para Luis Lamas.

La orden de exilio la cumplirá en Río de Janeiro y luego se trasladará a Europa. En Cádiz acompañó hasta los últimos días a Bernardino Rivadavia, que falleció el 2 de septiembre de 1845 y pronunció una oración fúnebre en su sepelio. Esta vinculación resultará ser otro factor de importancia para la posición social y política que tuvo en Rosario. Su exilio duró 11 años. Pero su prestigio y el de su hijo Andrés le permitieron ser elegido senador por el departamento de Canelones para la Asamblea que debía reformar la constitución.

El nuevo hombre fuerte de Uruguay instalado en la presidencia, Venancio Flores, revocó el decreto de extrañamiento y trató de atraerlo a sus intereses, cosa que no logró.

Flores había provocado la renuncia del presidente Juan Francisco Giró y después de un triunvirato acordado para completar el período constitucional del presidente renunciante, con Lavalleja (Blanco) y Rivera (Colorado), se sucedieron los fallecimientos naturales de estos últimos. De hecho, Flores quedó con el poder, pero los conservadores anticaudillistas del partido colorado, a los que adhirieron los Lamas y los principistas blancos, lo expulsaron de Montevideo. Correspondía salvar la acefalía al presidente del senado. Pero éste no aceptó, por lo cual fue elegido don Luis Lamas padre en forma provisoria para hacerse cargo del Poder Ejecutivo, puesto que desempeñó entre el 29 de agosto y el 10 de septiembre de 1855. Fueron días de tensión por cuanto Flores había reaparecido con refuerzos en Montevideo, pero se logró conciliación con la dimisión de Flores y la trasmisión del poder legal al presidente del senado M. T. Bustamente por parte de Lamas, quien volvió a su banca senatorial obtenida por Canelones.

Después de este cargo lo encontraremos radicado en Rosario con su nueva familia constituida con Ana Hunt y el hijo de ambos Luis Lamas Hunt.

 

uente: https://www.elciudadanoweb.com/luis-lamas-el-abuelo/

 

7 de septiembre de 2010

Lamas Freyre, en tiempos de cambios políticos

Por: Ernesto del Gesso

Julio Roca era presidente de la Nación en tiempos en que Lamas era intendente.

En la primera parte, a grandes rasgos, fue planteado el marco socio económico de la época de la gestión de Luis Lamas Freyre en la ciudad de Rosario y se adelantó que en esta entrega se haría el análisis del marco político. La intendencia municipal es una función política y el producto de la misma depende en gran medida del encuadre nacional y provincial. Este último es de suma importancia para una ciudad no capital de provincia, pero que la supera en muchos aspectos no sólo cuantitativos, sino también cualitativos, considerando, entre otros, el espíritu emprendedor de la dirigencia empresaria y la capacidad laboral de su población trabajadora no especulativa de los beneficios del aparato burocrático gubernamental. En años anteriores estas diferencias originaron mezquinas actitudes por parte de la conservadora dirigencia capitalina. 

Lamas inició su primer período en febrero de 1898 a la par de José Bernardo Ignacio Iturraspe, que lo hace como gobernador de la provincia y el 12 de octubre de ese año, Julio Argentino Roca asume, por segunda vez, la presidencia de la Nación. Un nuevo período político se inicia en los tres niveles estatales del país. 

En la Nación, Roca se encontrará ante una guerra en ciernes con Chile, situación que influyó para ser elegido para ese período presidencial. El encuentro con el presidente chileno Federico Errázuriz en el estrecho de Magallanes en 1899 y la firma de los pactos de mayo en 1902 logran salvar el peligro de la guerra. Al margen del contenido de los pactos, la solución, además de haber evitado la guerra, permitió que la debilitada economía, jaqueada por las inversiones en barcos y armas ante la posibilidad del estallido, se recuperara favorablemente.

Rosario, con sus antiguos muelles, los ferrocarriles que convergían en ellos y la inmigración, sacó provecho de la nueva situación en paz y del apoyo nacional puesto de manifiesto con la ejecución del puerto. En la provincia, el nuevo gobernador logró la elección aprovechando las luchas internas de los grupos tradicionales del poder provincial que, con fraude, frustraron su postulación en el período anterior. Nueva situación política provincial que también resultó favorable a Lamas.

Iturraspe era en esos momentos un hombre de bien ganado prestigio y popularidad como colonizador y fundador de pueblos en Santa Fe y Córdoba; en esta última, entre otros, se destaca San Francisco, en el límite con nuestra provincia, donde quedó una franja de esa ciudad para Santa Fe. Su gobierno, de fuerte tono personalista, desató muchas críticas de la oposición, pero fue positivo y beneficioso para la provincia y en particular para Rosario.

La ciudad era, como en la actualidad, el núcleo urbano más importante de la provincia y por lo tanto la más conflictiva, por lo cual, la designación de Lamas fue un crédito más a sus aciertos. Debe aclararse que en esa época la Constitución de la  provincia estipulaba que a los intendentes de las ciudades los designaba el gobernador luego de cuerdo previo con el Senado santafesino.

El eficiente trabajo de don Luis Lamas determinó que fuese nombrado para un segundo período, gobernando durante seis años, desde febrero de 1898 hasta el mismo mes de 1904, por lo que superó los cuatro años de vigencia del gobierno de Iturraspe. Los últimos dos los desarrolló a la par del gobernador sucesor, de quien se hará referencia más adelante, situación que en nada cambió el apoyo provincial a la ciudad. Además, el vicegobernador era un rosarino, el doctor Miguel Grandoli, de la gloriosa familia del abanderado muerto en la batalla de Curupaytí en la guerra con el Paraguay. El apoyo político y económico, recibido desde Santa Fe, contrariando una tendencia tradicional de la capital, respondía a la realidad del pujante desarrollo de la ciudad, pero también fue logrado por vínculos políticos y familiares con el gobernador saliente y el entrante. 

Esta concentración en el aparato de gobierno, nada novedosa  en los gobiernos provinciales en una época de amplitud periodística, fue tema casi permanente de protestas en diarios y periódicos. Y fue en Rosario, a pesar del evidente apoyo que recibía del gobierno provincial, donde más se hicieron sentir. En gran parte, el clima tenía relación con un quiebre de relaciones a nivel nacional entre Carlos Pellegrini y Roca por cuestiones de política económica, que tuvo su correlato en la provincia y por lógica en Rosario, donde hubo enfrentamientos entre roquistas y seguidores de Pellegrini.

Se sumaba a esta situación el hecho que en general los grupos políticos que apoyaron la candidatura de Iturraspe, gran parte del radicalismo y la Unión Provincial, esta última formada para ese fin, ahora se oponían al sucesor propuesto por el gobernador, su sobrino, el doctor Rodolfo Freyre.

En oposición a esta política personalista hubo mitines en la ciudad de los que derivaron dos fenómenos de cierta originalidad. Uno, fue la organización de una peregrinación en tren a Buenos Aires para visitar la Casa Rosada y el Congreso. Roca los recibió acompañado de ministros y otras personalidades entre las que se encontraba el general Bartolomé Mitre. La caravana era liderada por Federico B. Valdés, quien hizo la presentación a Roca del pedido de intervención de la provincia, fundamentada en la necesidad de elecciones legales. En el Congreso se entrevistaron con los presidentes de ambas cámaras y varios diputados y senadores. Allí el orador fue Lisandro de la Torre. La otra originalidad, menos espectacular, fue que en Buenos Aires, desde Retiro a Casa de Gobierno y Congreso, se marchó entonando cánticos. Uno de ellos fue el que el historiador Juan Álvarez, en su Historia de Rosario lo destaca en negrita: “No más tiranía honrada”.

Al margen de lo exagerado del término tiranía, los manifestantes reconocían la honradez del que llamaban tirano, verdadera contradicción por cuanto no sólo la corrupción cae fuera de lo honrado sino también la forma de gobierno que ellos calificaban de tiranía. Los resultados de lo actuado por la oposición fueron vanos. Roca, a pesar de sus muy buenas relaciones políticas con el personalista gobernador santafesino, cumplió con el pedido de intervención enviando el proyecto al Congreso. Pero cuando los ejecutivos tienen amplia mayoría en el Poder Legislativo envían proyectos para tratar y otros para no ser tratados, éste fue uno de esos que quedó en algún cajón. Y de hecho y derecho en Santa Fe el sucesor de Iturraspe resultó ser  su sobrino, Rodolfo Freyre. 

El personalismo es vicio político muy común en la Argentina que hay que lamentar, pero al margen de este aspecto no deseado, lo importante para Rosario fue que el marco nacional y provincial fue propicio para que la gestión urbana de Lamas, hombre de iniciativa y perseverancia,  rindiera los frutos de su planificación y esfuerzo y no se diluyera por mezquindades. Debe agregarse que dentro de las características del esquema político presentado, contó también con el apoyo local de concejales de la talla de Santiago Pinasco y del doctor Marcelino Freyre. En la tercera parte trataremos la obra de gobierno.

 

Fuente: https://www.elciudadanoweb.com/lamas-freyre-en-tiempos-de-cambios-politicos/

 

15 de enero de 2011

Luis Lincoln Lamas Freyre (Tercera nota)

Por: Ernesto del Gesso

En las dos notas anteriores se presentó el contexto socio económico y político en el que Lamas ejerció su función de intendente.

En las dos notas anteriores se presentó el contexto socioeconómico y político en el que Lamas ejerció su función de intendente. En la presente, se desarrollará un bosquejo de sus obras de gobierno, de las que se citarán sólo algunas que llamaremos generales y se ampliará sobre tres de las gestiones más significativas y trascendentes para la ciudad. Debe destacarse que muchas de las obras fueron continuación o ampliación de las ya iniciadas y de proyectos preexistentes, clara manifestación de estadista, liberado de los lamentables celos políticos. El espacio para estos artículos no permite más que lo propuesto, pero en diferentes bibliotecas de la ciudad son de fácil acceso los dos tomos de las memorias correspondientes a cada uno de sus dos períodos de gestión que sumaron seis años consecutivos de 1898 a 1904, hecho único entre los gobernantes históricos de la ciudad.

Entre las múltiples realizaciones generales pueden citarse los adoquinados y reducción de impuestos en este rubro, asunto que veremos más adelante. Las aperturas de calles y arbolados fueron importantes, pero mucho más lo fue lograr el acuerdo con la Compañía de Cloacas y Desagües —luego de largo pleito— para poder realizar la obra que la proyección de la ciudad exigía y por estar muy vinculada con los problemas de salud de la población. Acorde con esta imperiosa necesidad, fue la atención puesta en la Oficina de Higiene de Rosario a la que se amplió en servicios y se trasladó a la ex finca de Juan Canals, clásico edificio de la ciudad en calle Rioja entre Moreno y Balcarce (en actual estado de abandono con cartel municipal de remodelación) al que se llamó Palacio de la Higiene y que más tarde pasó a ser la Asistencia Pública. También, en el ámbito de salud se terminó la construcción de la Casa de Aislamiento, el antiguo Lazareto, que evolucionó hasta el actual Hospital Carrasco. Todas estas medidas forman parte de la lucha para detener las epidemias que venían azotando a la población con alto nivel de mortalidad y que en 1900 tuvo que enfrentar la peste bubónica. Otra iniciativa de trascendencia fue la implementación del Primer Censo Municipal realizado en octubre de 1900 que demostró que Rosario había superado los cien mil habitantes, 112.461, con un elevado índice de extranjeros, 41,4%. El apoyo nacional señalado en la segunda entrega, se concreta con las leyes y contrato para la construcción del puerto en 1899, cuyas obras se iniciaron en 1902 y concluyeron en 1906.

Una de las realizaciones urbanas de permanencia y de importante función, fue la exigencia a las empresas ferroviarias de liberar plenamente al tránsito el llamado Paso de las cadenas para permitir la libre circulación y comunicación del centro con la zona norte. El paso tomaba el nombre de las pesadas cadenas que a modo de barreras cortaban el tránsito de los vehículos del 900, carros, sulkis y galeras, por el movimiento de trenes ya sea por paso o maniobras. Debe destacarse que en la zona norte estaba instalada la Refinería de Azúcar que requería intenso movimiento de transporte, además, era el camino a San Lorenzo. Lamas logró, después de una década de resistencia, la construcción de la trinchera bajo puentes ferroviarios para las vías, que hoy conocemos como pasaje Celedonio Escalada.

También hubo interesantes proyectos no realizados, siendo uno de ellos el de la idea urbanística de diagonales, que se deduce se pensó en más de una, porque el proyecto habla de la primera diagonal. La misma partía de Salta y Castellanos para terminar en el Parque de la Independencia. Debe aclararse que Castellanos, por Aarón, el fundador de Esperanza y Jefe Político de Rosario en 1868, no es la actual calle con ese nombre, sino la que conocemos desde 1905 como Avda. Alberdi que nace en Salta, área conocida como el Cruce Alberdi, otro de los pasos de comunicación con los barrios del norte que fue muy afectado por las barreras ferroviarias hasta pocas décadas atrás.

Con relación a lo producido por esta intendencia, las  obras que se han expuesto han sido escasas por las razones enunciadas al inicio de la nota, la que también anticipa que se desarrollarán tres actos de gobierno significativos.

Aparte de la iniciativa frustrada de las diagonales que se acaba de señalar, también hubo otra que no pudo concretarse en su momento. Sin embargo, después de muchos años se realizó y llenó de orgullo a la ciudad, transformándose en su símbolo más distintivo. De igual manera que en otros casos, se preocupó por la continuación de un proyecto anterior creando la Comisión pro Monumento a la Bandera, que por una parte tramitó en Santa Fe la autorización provincial y por otra se investigó y estudió el lugar exacto del primer izamiento. El sitio fue en el extremo este de la entonces plaza Brown que pasó a llamarse Belgrano. El siguiente paso fue colocar el primer mojón de un largo camino a recorrer. Ese mojón lo encontramos cuando visitamos el Monumento e ingresamos a la cripta por la puerta de El Ideal. A pocos pasos de la entrada, podemos observar la piedra fundamental fechada el 9 de julio de 1898. A partir de allí hubo intentos de realizaciones frustradas, como el proyecto asignado a la escultura tucumana Lola Mora, cuyas obras realizadas para aquel fin, adornan el Pasaje Juramento. El objetivo de Lamas se concretó el 20 de junio de 1957 con la inauguración del monumento.

Como sabemos, el progreso de la ciudad se venía dando en forma continua desde muchos años anteriores a la intendencia Lamas y en la década de los ochenta el ideal de progreso estaba institucionalizado en la clase dirigente. Este convencimiento fue creando las condiciones para llevar al municipio a una de esas crisis justamente llamadas del progreso, que hizo eclosión en el noventa, provocando a nivel nacional la caída del presidente Juárez Célman. Con el objetivo de dotar a la ciudad de las obras necesarias acordes con la época como el adoquinado de calles, se tomaron tres préstamos a la banca inglesa, asociando a Rosario al gran problema argentino de la deuda externa. Los  antecedentes de la deuda pueden conocerse en detalle consultando el artículo de Ada Lattuca y Marta Frutos en el Nº 27 de 1975 de la Revista de Historia de Rosario. Nuestro objetivo es saber cómo se salvó una situación muy conflictiva para las finanzas del municipio con efectos a los frentistas de calles adoquinadas. Para la solución de este problema, se contó con la eficiente y hábil gestión en Europa del entonces concejal Santiago Pinasco, que se encontraba en el viejo mundo por razones particulares, a quien se le otorgó poder oficial para la tramitación. Se logró un arreglo de pago de sólo intereses durante diez años, período en el cual quedaban suspendidas las amortizaciones de capital. El convenio se firmó en el año 1900 por lo que excedía ampliamente su primer y segundo mandato que en ese momento no estaba previsto, por lo que daba respiro económico a varios sucesores. Se eludió detallar los antecedentes, pero no se eludirá señalar qué sucedió después de la década graciable. Podría decirse que la respuesta resulta obvia, continuaron las refinanciaciones y formas de pagos hasta la cancelación de la deuda lograda recién en 1971.

Lo expuesto en las anteriores y en esta tercera nota, tienen como principal objetivo reafirmar y ampliar la valoración de la intendencia Lamas muy acotada a la ejecución de las obras del Parque de la Independencia, la que no podemos omitir y será tema de la cuarta y última entrega.

 

Fuente:https://www.elciudadanoweb.com/luis-lincoln-lamas-freyre-tercera-nota/

 

24 de enero de 2011